BOULDER.- Durante las últimas dos décadas el nivel de ozono en la parte más baja de la atmósfera de la Tierra ha incrementado considerablemente. Esto se ha producido incluso en las áreas de los países que más estrictos han sido a la hora de regular la emisiones que desencadenan posteriormente la generación de ozono. Es una de las mediciones más grandes jamás hechas y todo ha sido gracias a… aviones comerciales normales y corrientes.

Un nuevo estudio del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales (CIRES) de la Universidad de Colorado Boulder se ha centrado en el ozono troposférico, que es aquel encontrado entre la superficie de la Tierra y los 15 kilómetros de altura. Es considerado un gas de efecto invernadero y además, en niveles altos, puede dañar a pulmones de animales o a la flora.

Los humanos de por si no generamos este ozono, pero sí contribuimos a ello liberando otros gases que posteriormente reaccionan en la atmósfera para dar pie a la generación del ozono. Se trata de un gas que siempre ha formado parte de nuestra atmósfera y nos ayuda a protegernos de los rayos del exterior, sin embargo en cantidades altas contribuye al efecto invernadero.

El nuevo estudio refleja cómo en el hemisferio norte (donde se encuentran la mayoría de países que tienen regulaciones más estrictas) los niveles están altos igualmente. ¿Razón? El gas viaja a lo largo y ancho del planeta. El estudio indica que los mayores niveles se encontraron en los trópicos (donde la mayoría de países tienen regulaciones pobres o nulas en este sentido) y que desde ahí ha estado viajando al resto de áreas del hemisferio norte.

En líneas generales, la investigación ha encontrado un aumento general del ozono en todas las regiones donde se ha buscado. Estas regiones han sido un total de 11: cuatro en latitudes medias, dos en subtrópicos, dos en trópicos y tres en zonas ecuatoriales. De media la concentración de ozono ha aumentado un 5% en cada una de las décadas. (Xataka)